lunes, 1 de abril de 2013

CRÓNICA (IMPRESIONISTA) DE BENIDORM/AMARILLO

Un sol insolente se desploma sobre las arenas tranquilas de las playas, desde el Rincón de Loix hasta Cala Finestrat y la proximidad del mar arranca a cada grano de arena un reflejo diamantino, como si esa arena, en lugar de ser el resultado de una erosión fraguada en un tiempo geológico, fuera el producto del trabajo de un orfebre que ha tallado con una paciencia infinita, durante milenios, el paisaje de Benidorm.

Muchas civilizaciones antiguas, precolombinas o mesopotámicas, mayas o egipcias, hicieron del sol el centro de sus creencias, pues su supervivencia estaba muy vinculada a los ciclos solares. Este sol de hoy, que ya anunció la tarde de ayer con la retirada táctica de las nubes hacia poniente, no debe ser muy distinto del que centraba el interés de los magos, augures y sacerdotes del mundo antiguo, como personas principales que eran en aquellos conglomerados humanos que nos han legado sus ruinas.

Se sabe, está escrito, que los egipcios, en particular, dependían mucho de los fenómenos cíclicos inducidos por las crecidas del Nilo y, tal vez, por eso, inventaron la acumulación, no tal como la conocemos ahora, sino como un medio de afrontar las crisis cíclicas de escasez, las épocas de vacas flacas, que duraban siete años. ¿Les suena?

Almacenaban el grano en grandes cantidades como un recurso de lo que hoy llamaríamos política anti cíclica, un modo de oponerse a la escasez y a la miseria. En apenas dos mil años, ese concepto, la acumulación, ha cambiado radicalmente. Los poderosos de ahora mismo, como demuestran las estadísticas de distribución de la renta, han aprendido a acumular, a enriquecerse, precisamente, gracias a la escasez, a la miseria de los otros, prolongando esa escasez, y parecen dispuestos a seguir haciéndolo hasta que no quede un solo grano en el granero.

Tantos organismos internacionales, tantos gobiernos, comisarios europeos, bancos centrales, F.M.I. y demás instituciones mundiales, no han sido capaces de instrumentar una política como la de los egipcios que mantuviera el granero lleno para hacer frente a los tiempos de crisis.

No me voy a extender mas en estos asuntos, porque el brillo cegador que desprende cada grano de arena al reflejar la luz del sol, recuerda que la naturaleza nos ofrece gratis a los humanos algo que no siempre merecemos.

Un testimonio de belleza que a veces no percibimos y que ahora se refleja en la luz que rebota en la superficie de este mar nuestro y hace mas bellos y admirables los cuerpos que deambulan por la playa, ajenos a la temporalidad de su paso por la vida y a la permanente presencia de la naturaleza que los acoge.

Este paisaje que yo mismo habito, seguirá estando aquí cuando yo ya no esté, pero no siento que tal cosa me ponga triste porque, hoy, en particular, me siento plenamente integrado en la naturaleza, percibo que cada grano de arena de la playa es también una parte de mi mismo, y carezco de cualquier sentimiento de ausencia, antes bien, tengo una sensación de plenitud que nunca, antes de esta mañana de miércoles, 27 de marzo, había experimentado.

Es miércoles, ha salido el sol, y estamos vivos. Nos vamos a celebrarlo.

En fin. Benidorm/Amarillo.

(Continuará..)

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 27/03/13.

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