viernes, 21 de octubre de 2016

ARROZ CON CONEJO

"Ayer tuve mi mejor día, de los que han transcurrido en octubre, aunque no descarto, en la decena que todavía queda para que muera el mes, tener otro incluso mejor. Disfruté plenamente de cinco horas compartidas con mis amigos anarco sibaritas, en Godelleta, en las que mezclamos ideas y viandas en una proporción de efectos mágicos.

Enseguida lo cuento, pero antes, una breve nota sobre el vía crucis que pasó mi mujer, que estuvo en otra cosa. Llevé a mi mujer a la Pedanía de El Saler, a casa de nuestra hija, donde le esperaban tres horas de plancha, a causa de la nula conciliación familiar que afecta a cualquier pareja, cuando ambos trabajan, y tienen un par de hijos a los que hay que llevar a la práctica de los entrenamientos de fútbol, porque están apuntados, uno en Pinedo, el otro en Valencia.

La disparidad de horarios, y la multiplicidad de tareas que atender, complica la vida doméstica, que debe ser auxiliada, en ocasiones, por los abuelos, y eso condiciona a veces sus actividades libertarias. Ayer, yo, no me dejé condicionar, y mantuve mi compromiso de asistir a la comida de Godelleta, pero mi mujer se quedó atendiendo sus obligaciones domésticas delegadas por su condición de máter amantísima.

Cuando terminó con la plancha, según me contó a mi regreso de Godelleta, puso la olla al fuego con el preparado para el arroz con conejo que había dejado mi hija en la cocina, para que lo terminara. El aroma del guiso, antes de poner el arroz, según me contó mi mujer, le hizo evocar nuestras estancias en la sierra, por los efluvios a hierbas aromáticas y a carne de caza que salían de la cazuela.

Echó el arroz en la cazuela y, cuando faltaban diez minutos para su cocción óptima, apareció mi yerno. --Tengo hambre. --Faltan diez minutos para que esté el arroz. --No voy a esperar, temgo mucho hambre. Fué a la nevera y se puso a comer otra cosa.

A los cinco minutos, apareció mi hija. --Que haces..porqué no has esperado al arroz para que comamos todos juntos....A continuación se fué a la cocina y salió con la cazuela de arroz, y sirvió tres platos, aunque faltaban cinco minutos de cocción. Mi mujer lo probó, está crudo, lo pongo un poco más en el fuego.. Ya he apagado el fuego, mamá, ese arroz es de cocción rápida, ya estará.

Mi mujer volvió a casa en autobús después de haber tomado solo dos cucharadas de ese arroz que no coció bastante, hambrienta y un poco triste al constatar el estrés con el que viven las parejas, cuando ambos trabajan, y deben llevar a sus hijos a que practiquen deportes en instalaciones distintas y distantes.

A mi me fué mucho mejor. Aunque de camino a Godelleta me cayó una tormenta encima, como iba sobrado de tiempo, detuve el coche, entré en un bar de carretera y tomando café y leyendo el periódico --que por cierto traía la noticia de una mujer a la que fueron a deshauciar, y llevaba cinco meses muerta-- esperé tranquilamente a que cesara el aguacero.

Reanudé la marcha con una parsimonia en la conducción que hacía tiempo no disfrutaba, celebrando el paisaje que veía, ciñéndome en cada curva a la derecha con la destreza de un profesional y, cuando llegué al chalet de Chimo, donde se celebró la reunión, cargado con mi carrillada en la olla exprés, ya había cuatro colegas ocupados en la preparación del evento.

Durante las horas que permanecimos allí, llovió de manera intermitente, pero el patio de la casa dispone de una cubierta que protege de esas inclemencias. En el horno moruno, la hoguera de leña crepitaba en espera de las delicias que vendrían.

Fueron llegando el resto de comensales, hasta ocho. Con los preparativos de la comida se inició el coloquio, del que solo destacaré la intervención de Eutiquio, quien afirmó que, en su orígen, el PSOE ya tuvo dos almas. Una, representaba el socialismo volteriano. Voltaire, un revolucionario e intelectual francés, representó el socialismo progresista, liberal y tolerante, pero más bien burgués, socialismo, sí, siempre que no me toquen mis intereses.

La otra alma, la marxista, estaba mas cerca de los desarrapados, de los miserables, de los desesperados, pero en su momento, el vaquero sevillano llamado González hizo que su partido se desprendiera de esa carga solidaria, para imponer su socialismo pragmático, como el de Lula en Brasil.

Eutiquio sostuvo que la actual situación en ese partido, solo es la reanudación de ese conflicto entre dos almas, una de las dos se daba por muerta, pero los nuevos tiempos la hacen aflorar de nuevo.

Empezamos con unas aceitunas gordales, sin hueso, que no había probado nunca, las venden en Consum, en un tarro de cristal, unos vinos y unas cervezas, con limón y sin alcohol. Un chorizo que trajo Pascual, de una localidad castellano leonesa, un par de ensaladas muy bien surtidas y un puchero de caracoles, lavados uno a uno por uno de los comensales en su casa, con un sabor óptimo a picante, sin pasarse, pero se notó.

Me levanté de la mesa, fuí a la cocina, puse la olla en el fuego, y serví un par de platos con la carrillada, a modo de aperitivo. Fué visto y no visto, desapareció enseguida. Rafaelito vino enseguida con una gran bandeja de embutidos y tocino asados, el chorizo, sensacional, no picaba nada, lo hace un carnicero del Barrio del Cristo muy moderado con los picantes. Las morcillas, estupendas, las longanizas, correctas, pero el tocino, juro que no supe si estaba comiendo tocino, o cochinillo en algún restaurante de Segovia.

A esas alturas de la comida, Bartual ya había llegado con un vino francés de veinte años, otro de la Ribera del Duero, uno de la Ribeira Sacra, y es que mis colegas son anarquistas, sí, pero no son estúpidos a la hora de elegir los vinos. Tal vez, sean, también, un poco volterianos.

Yo solo probé un culín del Ribera del Duero, porque últimamente me tira más la cerveza, siempre que no sea Amstel, claro.

Luego vino el corderito asado a la leña, mis colegas dieron cuenta de las cuatro o cinco botellas de vino que había en la mesa, luego, Rafaelito, sirvió un brazo de gitano hecho con crema pastelera, su especialidad, y se abrió el turno de los licores.

Diferentes variedades de orujos, ginebras y otros que no identifiqué. Un ron venezolano de veinte años --probé un culín--que desató la locuacidad de Eutiquio. Contó Eutiquio, que González fué muy amigo, y socio?, de Carlos Andrés Pérez, el gobernante mas ladrón de la historia venezolana y, cuando llegó Chávez, los socialistas volterianos de aquí iniciaron una campaña de acoso y derribo contra Venezuela que aún dura, ahora, con más sentido, por culpa de Maduro.

Terminó Eutiquio su alusión a González, remarcando su carácter volteriano, pues cuando dejó la presidencia del gobierno socialista se quedó de asesor de Carlos Slim, la segunda o tercera fortuna mundial, nada menos. Soy socialista,sí, pero que no me toquen mis intereses.

Después del café, la charla se prolongó en un ambiente distendido y Chimo propuso la creación de un grupo de Wasap, 'Amigos Ingobernables' con el fin de coordinar las próximas salidas a los montes de diversas provincias, en busca de hongos. Yo no voy a esas excursiones, pero, ante la insistencia de Chimo, le he dado el móvil de mi mujer, para que nos comuniquemos, yo no tengo ni puta idea de Wasap, ni de casi nada.

El regreso a casa, después de llenar una bolsa con los frutos del limonero de Chimo, que me había encargado Encarna, fué un delicioso paseo en mi coche entre los dulces paisajes de Godelleta, los grises algo neblinosos que los envolvían, y una duda que me atormentó en el camino, ¿seré yo también volteriano?.

Ayer tarde, el móvil de mi mujer comenzó a recibir mensajes de los miembros del grupo. Uno de ellos, muy atinadamente, decía, 'Cuida tu incontinencia verbal'. Llegó demasiado tarde.

Y ahora, ¿donde pongo esto? Lo pondré en Cocina, aunque no lleva en concreto receta alguna, si se puede considerar que contiene alguna sugerencia para un menú campestre, no?."

En fín. Arroz con Conejo

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 21 10 16.

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