viernes, 28 de octubre de 2016

EL MAR....LA MAR...

He bajado a la terraza de La Fuente, para ver a Cármen, todavía con las influencias que recibí en el aula de teatro, en la clase de ayer, le he dicho a Cármen,

 "Mi cabeza es un mar por el que navego entre corrientes de ingenuidad infantil y erotismo adulto, con el riesgo de naufragar en la fosa de las Marianas, la más profunda del mundo, como en esa fantástica película, "La Vida de Pi".

 --Tú que crées que ocurrirá, ¿seguiré, o no, a flote?

Cármen, no ha contestado, porque no estaba allí. Estaba yo solo, ensayando el papel que yo mismo me he asignado. Un papel ambiguo, complejo, plural, que incluye tres personajes en uno. El niño inocente que crée tener un amor infantil con Cármen, como si ella fuera una compañera de clase, el vecino que quiere ser simpático, aunque a veces se comporta como un plasta, metiendo baza en las charlas entre Isa y Cármen, para colocar sus morcillas teatrales, el tigre oculto en la serena apariencia de senectud, siempre alerta, esperando el momento de cobrar su presa.

Cuando ha venido Cármen, yo había estado escuchando a Isa durante cuarenta minutos, aunque parezca mentira, sin interrumpirla, porque, a pesar de su aspecto agraz, Isa es una persona cargada de sabiduría, en muchos campos, la música, la dietética, y muchos más.

Cármen, hoy, ha venido un poco estresada, aunque seguro que luego recupera su proverbial serenidad, pero su condición de cuidadora de una persona mayor con demencia senil, a veces la conduce, a su pesar, hasta la fatiga.

Tengo una mañana muy ocupada. Antes de despedirme de Cármen, más pronto de lo habitual, para hacer mis cosas, he sostenido un breve diálogo con ella.

"Cármen, estoy lleno de dudas, me hago preguntas incesantemente. ¿Porqué vengo todos los días aquí, a verte? Si estás, me siento feliz, y cuando no estás, noto una sensación muy rara, como si me faltara algo esencial para sentirme bien.

A veces creo que es una reacción algo infantil, como si yo tuviera diez años y tú fueras una compañera de clase, y nuestra relación, en el supuesto de que exista, fuera, por mi parte, un enamoramiento de niño, y por la tuya, una benevolente indiferencia.

Pero, cuando me despierto a las tres de la mañana, después de un sueño erótico en el que apareces tú, y follamos, claro, después de haber besado tus cicatrices, esas que he tenido la experiencia de contemplar por tres veces, cuando te has levantado el sueter para mostrarme las huellas de aquella intervención salvaje que te hicieron, ya no sé que pensar."

 ¿De que va a ir esto? No lo sé.

Cármen no ha hecho el menor caso de mis delirios, pero me ha dado una información interesante sobre su vida con sus sucesivas parejas.

--Mi matrimonio duró veinte años, fué divertido mientras duró, pero el año agónico que precedió a la muerte de mi marido, aquejado de una terrible enfermedad, no se lo doy a pasar a nadie. Después de aquello tuve un novio con el que viví dos años. Muy bien. Luego otro, con el que estuve seis meses, un camarero muy simpático, pero le dí puerta, porque el menda quería que viviéramos juntos, sí, pero sin poner un duro para los gastos domésticos, que iban solo a cargo de mi pensión.

El último, me duró dos meses, no se que más quieres que te diga sobre las relaciones personales entre mujeres y hombres, tú ya eres mayorcito para saber por donde navegas, no?

--Dos meses?, esa tendencia indica, me parece a mí, que el próximo solo te durará dos horas. Dime, Cármen, ¿Cuándo podemos quedar para gozar de esas dos horas, tú y yo, aunque acabemos naufragando en la fosa de las Marianas?

El elocuente silencio de Cármen que siguió a mi propuesta, la mirada que dirigió a Isa, presente en la conversación, no dejó resquicio para la duda.

(Este tío está pirado, pero a veces nos divierte, dejaremos que siga viniendo aquí, a tomar café, cuando quiera, pero si algún día se pasa, le damos puerta)

Lo dejo aquí, tengo mucho que hacer esta mañana. Chao.

En fin. El mar...la mar...

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 28 10 16.

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