martes, 11 de octubre de 2016

LA CITA

"Acudí, puntual, a la cita. Entré en la salita, me desnudé y me tendí en la cama. Durante un minuto, que se me hizo eterno, no sucedió nada. En esa espera, cerré los ojos, me quedé quieto, expectante, casi congelado. Mientras el tiempo, en esa espera, no transcurría en absoluto, mi mente voló cuatro décadas atrás, --tengo esa facilidad, o esa rareza, cuando la realidad no me satisface, me cobijo en lo imaginario--cuando ponian esas pelis en las salas de cine, entonces llamadas X.

Evoqué una secuencia cinéfila en la que una mujer rubia, provista de un látigo, distrae a un hombre adicto al sadomasoquismo, aquello que nos contaron del Marqués de Sade, quien, en mi opinión, solo buscaba otras experiencias porque se aburría.

Entonces, entró ella en la sala, sonriente, seductora, con un cable en la mano, y me inmovilizó. Me puso grilletes en las muñecas y en los tobillos, en ese momento empecé a sudar, volví a cerrar los ojos y quedé suspenso, inquieto y algo temeroso, yo no soy de sado ni de maso, aunque si estoy abierto a nuevas experiencias.

Con esa mezcla de inquietud y curiosidad, esperé con estoicismo el primer latigazo, pero no llegó.

Ella conectó el cable a un aparato y me llenó el pecho de pegatinas, alguna resbaló en mi sudor y me produjo un placentero cosquilleo. --¿Ponéis chistes en las pegatinas? --ja,ja...aún no hemos incorporado eso al procedimiento. ¿No le han hecho nunca un electro? --No. Es la primera vez. --No se preocupe, no es nada doloroso, en cinco minutos hemos terminado, permanezca en silencio, por favor, hasta el final de la prueba.

El hecho de obligarme a estar cinco minutos callado me pareció lo único sádico de la prueba. Cuando todo terminó, me dieron un papel lleno de números. Cinco gráficas sucesivas, ocupadas por una sola cifra que se repetía ...90-90-90...., que al parecer daba cuenta de que la frecuencia, la regularidad de mi ritmo cardíaco, sin rastro de arritmias ni alteración alguna, correspondían a un corazón sano.

La rubia del cable me dijo. --Tiene usted un corazón de veinte años. Lleve al resultado a su centro de especialidades, y lo entrega antes de que le hagan la biometría.

Salí del centro médico con buen ánimo y un paso más enérgico que de costumbre, y me dirigí a la terraza de La Fuente, donde estaba citado con Cármen, pero ella no acudió.

Recurrí de nuevo a mi imaginación, ya que la realidad de la ausencia de Cármen no era satisfactoria, y construí la fantasía de que la llamaba por teléfono, algo imposible, pues nuestra relación es solo barera, no telefónica.

 --Carmen, ¿como estás?

 --Jodida, acabo de pelearme con mi madre, no me deja salir de casa, y tú...

 --Yo, hoy, estoy eufórico, vengo del centro de salud y me han dicho que tengo un corazón de veinte años, si algún día lo necesitas, te lo doy...

 --Me alegra que tu corazón esté sano, pero, te han dicho algo de la cabeza...

 --Bueno, tu ya lo habrás notado, tengo el tejado algo averiado, pero solo son un par de tejas que se ha llevado el viento del otoño...volverán a su sitio, ellas solas...aunque me han advertido del riesgo de nuevas goteras, porque se acerca un frente por el noroeste...

 --Cómprate un paraguas y no olvides tomar el litio, aunque sea la mitad de la dósis..

 --Cármen....

---Dime....

--Me preocupa lo que dices de las discusiones con tu madre, que no te deja salir...que edad tienes?

--Cincuenta y siete, ¿no lo sabes?

 --Y tu madre...

 --Ochenta y uno, pero tiene demencia senil y me está esclavizando hasta el punto de que ya no funciona mi sistema, --click ..llevar la mente a otra parte, y cada vez discutimos más...

--Creo, es una opinión, que necesitais un mediador, alguien que suavice esas asperezas, con diálogo, consenso, acuerdos, para que todo parezca como antes, sin un mediador que os ayude, cualquier día podéís salir en la sección de sucesos de los periódicos...

 --Tío, ¿te pasa algo?, me hablas como si fuéramos parlamentarios...

--No. En mi animo solo está preservar la paz de tu casa, la tuya, para que nada perturbe nuestra hora libertaria de cada día en la terraza de La Fuente. Esa hora contigo, ya lo sabes, vale más que cien gobiernos, sean como fueren. ..

--Déjate de rollos, mañana estaré, puntual, en la terraza de La Fuente, ya me cuentas entonces lo que quieras, pero, mientras, cuidate las tejas, creo que son mas de dos las que te ha cambiado el viento de sitio...

--Chao...hasta mañana."

Esto es todo, por hoy.

En fin. La Cita.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 11 10 16.

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