"Miro a través del cristal de la puerta ventana de la casa de la sierra, orientada a Poniente, y todo me parece amarillo. No parece ser el sol lo que produce ese efecto. Salgo al porche, miro a uno y otro lado, todo es amarillo. La salamandra que cuelga del canalón ha dejado caer su cola al suelo.La cola, separada del cuerpo, se mueve, y es amarilla.
Las viñas, separadas de la casa por el camino, y el propio camino, son amarillos. Las hojas de las vides y los diminutos racimos que cuelgan de los tallos, con pocas trazas de crecer mas, son amarillos.
Los frutos del almendro, las hojas y el tronco de ese mínimo frutal plantado en la terraza, son amarillos, de un amarillo terroso, ocre entre las gamas de ocre cercanas al amarillo del albero de una plaza de toros deshabitada, sin la presencia de otros colores.
Más allá de las viñas, los olivares han perdido ese brillo plateado que les da la luz de las seis de la tarde y, no se si por mimetismo con el resto del paisaje, se muestran de un amarillo pálido, como si hubieran perdido sus jugos interiores.
Los pinares en las laderas de las colinas, y las propias colinas, muestran una gama mas variada de amarillos,mas intensos en los lugares donde los cultivos invaden el monte, y mas pardos en el resto del pinar. Por encima de las colinas, un cielo amarillo refuerza la sensación monocroma que ofrece todo el paisaje.
Sorprende esa cualidad del entorno. ¿Cual puede ser la causa de tan extraño fenómeno? Tal vez, el seco viento del sur, cargado de polvo, que resuena con violencia al colarse por la sierra, tenga algo que ver. El polvo en suspensión que arrastra da una pátina ocre a todo lo que encuentra en su camino.
¿La sequía? Hace quince años que venimos a esta sierra y nunca, al llenar la garrafa de agua en la fuente de la plaza de la aldea, había salido tan amarillenta. Es la tierra del fondo del depósito, casi vacío por la sequía, nos dijo una vecina.
¿Viento?, ¿Sequía?. No se que explicación considerar mas razonable.
Al quitarme las gafas de sol con cristales tintados de amarillo, de pronto, el paisaje monocromo ha desaparecido y, de nuevo, pese al viento y la sequía, su variedad cromática se ha vuelto a imponer al observador.
Ocurre a menudo. Nos empeñamos en ver las cosas que son policromas de un solo color.
Sin embargo, la sequedad del viento, la calidad del agua, indican que, pese a la aparente normalidad cromática , este año habrá malas cosechas. El campo huele a sequía, se nota.
Por si fuera poco, al regresar a la ciudad, he ido al supermercado. El rosado que compro habitualmente cuesta diez céntimos mas. Una porción de queso de cabra tenía el inusual precio de seis euros. Este es un síntoma inequívoco de que, cualquiera que sea el color del campo, hay sequía. La expectativa de una cosecha mas corta, hace subir el vino, la alimentación del ganado con pienso, a falta de pastos, hace subir el queso.
Si no me creen, vayan al supermercado y lo comprobarán."
En fin. Amarillo.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 25-06-12.
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