CELA

Cela fue un pintor gallego, con gran capacidad descriptiva, que se dedicó al paisaje y abundó en el retrato, que, ocasionalmente, se dedicó al muralismo, un experto en el trampantojo, a quien le dieron un Nóbel, muy injusto para sus competidores, en 1.989, pero que palmó sin ver su obra mas representativa, 'La Familia de Pascual Duarte', colgada en el museo del Prado.

 La obra literaria de Cela, la mas conocida de sus múltiples habilidades, está acumulando polvo en los sótanos de las editoriales, por otra parte, el destino natural de todo empeño humano, dejando aparte el Quijote o la Biblia que sorprende que no dejan de generar nuevas ediciones, será porque los derechos de autor ya están caducados.

 A mi, personalmente, el Cela que mas me impresionó fue el higienista, ese que absorbía litros de agua de una palangana por el ano y luego daba a público conocimiento esa habilidad suya. Creo que estaba, por lo menos, a la altura del Dr. Kellog, el de los cereales, que mereció una semblanza en una desternillante película interpretada por Anthony Hopkins. 
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En cuanto a la producción literaria de don Camilo, hubo un libro que estuvo en mis estanterías mucho tiempo, el Diccionario Secreto, que yo usé a menudo en una época en la que me complacía epatar la burguesía. El repertorio de tacos de ese diccionario, incluye una serie de retruécanos que vinculan a los curas de algunos pueblos castellanos con las peculiaridades de su aparato genital. Así, de memoria, recuerdo algunos, 'Los cojones del cura de Argamasilla, que al andar le sonaban a calderilla', 'El cura de Morata de Tajuña, se rasca los cojones con la uña', 'Los cojones del cura de Valdemoro, que los cuida su dueño como un tesoro', 'Los cojones del cura de Tarancón, le pesan cada uno como un melón', cuando viajábamos por esa ruta con amigos, no me privaba de citar esos retruécanos al pasar por cada uno de los pueblos. Entonces, me parecía divertido. 

Hay otro aspecto, menos divulgado, pero bien conocido, de la trayectoria literaria de Cela, no tan divertido para quienes lo sufrieron, su actuación como censor, que encaja perfectamente con alguien que, durante toda su vida, ha querido alcanzar los máximos reconocimientos a su persona, lo que consiguió del todo, pues no accedió solo al Nóbel, sino al Cervantes y al Príncipe de Asturias. Un autor que se pirra por el reconocimiento público, hará lo que sea para conseguirlo. Sin embargo, otros hacen lo mismo, sin hacer gala de ese humor socarrón anglo gallego que caracterizó a Cela, lo que los hace mas aburridos. 

Borges y Cela, aún habitando dos hemisferios literarios tan lejanos, confluyen en su vida personal en un episodio común, ligar el ocaso de sus vidas a mujeres mas jóvenes, que fueron sus asistentes, sus portavoces, hasta sus albaceas?. María Kodama en el caso de Borges, Marina Castaño en el de Cela. 

En este asunto de albaceas testamentarios debió haber algo oscuro, pues, según 'Levante'(62), 'Marina Castaño tendrá que pagar 5 millones de euros al hijo de Cela' por las dos terceras partes de la herencia. Se trata de una sentencia de la Audiencia de Madrid, susceptible de apelación ante el Supremo. Lo gracioso de todo esto es que lo que ha motivado que Cela Conde acudiera a los tribunales es que se pretendió despachar su cuota hereditaria con un cuadro de Miró, con lo que el conflicto parental tiene cierta semejanza con la herencia de los Thyssen. 

Lo que me interesa de todo esto es el vínculo final entre pintura y literatura que se advierte en esta historia, lo que me confirma en la impresión de que Cela fue, en el sentido literario, mas descriptivo que creador, mas ingenioso que estilista, un muralista aficionado al trampantojo, que quiso colgar su obra en el Prado, pero tuvo que conformarse con el Nóbel. 

Pero, claro, todo esto, es cuestión de gustos personales, y además, a estas alturas, no interesará a casi nadie, excepto a los arqueólogos que anden por los sótanos de las editoriales, desempolvando libros que ya nadie lee. 

En fin. Cela.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 5-06-12.