jueves, 14 de junio de 2012

THOMAS HARDY

He sacado de la biblioteca un libro de Thomas Hardy, 'Los poemas del novelista', de Hiperión. Encarna ha sacado otro --mira que le he dicho, ese ya lo has leído, pero hasta esta tarde, al abrirlo por la primera página, no ha consentido en creer lo que le decía, es un poco terca, como yo-- se trata de La Flor del Norte, de Espido Freire, cuya relectura también es recomendable.

Al abrir el libro de Hardy, un escritor a caballo entre los siglos diecinueve y veinte, he encontrado un poema, en la página 23, que el autor titula Muda Opinión que, de haber sido escrito un poco mas tarde, tendría que haberse titulado, sin duda ninguna, 'La Mayoría Silenciosa'. Juzguen ustedes mismos.

"Un reino atravesé considerando/ cómo aquellos que hablaban lo hacían fuerte/ al expresar sus fines y opiniones/ a través de baladas, prensa y púlpitos./ No tuve apenas modo de advertir/ un asombrado grupo silencioso/ que no pensaba igual que aquellos otros/ que, acalorados, el clamor alzaban.

Cuando me vi Fantasma, contemplando/ aquella tierra que recorrí vivo,/ curioso por saber si el final era/ corona de los gritos clamorosos,/ pude observar como en grandioso fresco/ que el resultado de su historia era/ no como prometieron los chillones,/ sino tal cual los mudos lo pensaron."

Asombra la lucidez de Hardy, su universalidad, al describir los comportamientos humanos. Solo hay que poner el oído y escuchar el cacareo de los gallos que ahora mismo se expresan en los foros donde se está jugando el futuro de las mayorías silenciosas de este país, que permanecen, como un 'asombrado grupo silencioso' ajenos al clamor acalorado de los que tienen voz y la emplean para discursos mendaces, gritos partidarios, y otras mezquindades, como si no estuvieran al servicio de esas mayorías prudentes y silenciosas, sino solo al de sus propios egos interesados.

Hardy se convirtió en el Fantasma que el mismo había evocado en este poema, en 1.928. Lo imagino paseando entre nosotros, curioso por conocer el final de tanto clamor como escucharía ahora, de los parlanchines sin ninguna sustancia que dominan la vida pública. Conociendo por la introducción del libro su afinidad con Shopenhauer, es probable que no se sorprendiera al conocer que los hombres del siglo XXI no han progresado nada desde aquella lejana fecha en que escribió su poema.

En fin. Thomas Hardy.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 15-06-12.

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