viernes, 8 de junio de 2012

L' ALBUFERA

 Hoy no he acudido a la tertulia de los viernes, y además se me ha olvidado avisar al amigo que me introdujo en ella. Le pido disculpas desde aquí. Tenía otra obligación, acompañar a mi nieto a una visita al lago de L'Albufera, en el parque natural del mismo nombre, donde, por cierto, el mismo tiene su casa. Se trataba de una visita escolar muy concurrida, cuatro autocares y cuatro embarcaciones han sido necesarios para atender y trasladar a la nutrida concurrencia de niños de pre escolar y sus acompañantes. Aunque ya conocía el lugar, he observado algunos cambios, y no me resisto a trasladar las buenas sensaciones que me ha deparado esa experiencia.

La capacidad de asombro de un niño de tres años no tiene límites, y su percepción de sorprenderse por la presencia del agua del lago se ha expresado ya desde al autocar, en el breve traslado hasta el embarcadero del Palmar. Una vez allí, he comprobado que la envergadura de las embarcaciones que se dedican a la visita al lago, es mucho mayor que las que yo conocía. Se trata de embarcaciones de madera, de calafate, pero la sensación de seguridad que producen es muy superior a las modestas barcas de pescador que hacían esa ruta, aunque, a pesar de su tamaño, necesitan de la 'percha' para aproximarse a los puntos de desembarque.

En una de esas embarcaciones, provista de velamen pero propulsada por un motor de gasóleo, que, según el patrón, lo va a llevar a la ruina, navegamos por un paso estrecho del lago entre intrincados cañaverales, como en un relato de Conrad o en una secuencia de 'La Reina de Africa' sin que sea posible reconocer vida aviar a través de la espesura, porque parece que es tiempo de nidificar y las aves se ocultan prudentemente de la curiosidad ajena en los lugares mas protegidos por la vegetación lacustre.

Mientras estimulo la imaginación de mi nieto haciéndole ver que nuestra breve singladura es una empresa corsaria destinada a encontrar un tesoro entre los lodos del lago, sin darle detalles, para no asustarlo, de la composición química de esos lodos que, sobre todo, en los lugares próximos a la ribera en cuyas cercanías estuvieron instalados polígonos industriales con centenares de industrias contaminantes, químicas, del mueble, en una época en la que los vertidos no se controlaban como ahora, deben tener acumulada una variada muestra de metales pesados y química sintética que quizás conoceremos si, alguna vez, por fin, nuestras autoridades se deciden a limpiarlos.

El estado de esos lodos no debe ser homogéneo porque el estrecho canal por el que circulamos, de poca profundidad a juzgar por el movimiento de las aguas que desplaza la barca, presenta una actividad burbujeante muy visible procedente del agua dulce que lanzan los 'ullals' fuentes que renuevan el caudal del lago de manera permanente, así, que, lo uno por lo otro, es posible que la calidad media del agua no sea proporcional al estado de los lodos mas contaminados.

Abandonamos el estrecho pasillo entre cañaverales y al navegar por aguas abiertas, una suave brisa de levante refresca la piel, y las primeras aves aparecen a nuestra vista. Gaviotas que sobrevuelan la superficie en vuelo rasante, garzas reales que permanecen inmóviles en actitud estatuaria en las últimas prolongaciones vegetales, junto al agua, dispuestas a lanzar como una flecha su cuello musculoso sobre alguna presa. Por encima de la 'mata del fanc' vuela un aguilucho lagunero y diversas aves que no habíamos visto comienzan a aparecer, abundan las garcetas y los patos, no se si algún collvert, y otras especies que no conozco, a la vez que el número de embarcaciones presentes en el lago aumenta visiblemente, lo que da mas verosimilitud a mi relato infantil, y me permite ampliar al argumento de la empresa corsaria, con la escena de una batalla naval.

Terminado el recorrido por el lago, desembarcamos en un lugar distinto del que nos sirvió de embarcadero y, bajo la sombra de una carpa, los niños almuerzan y juegan hasta la hora de tomar los autocares para emprender el regreso.

Mi impresión es que estas navegaciones turísticas por el lago han mejorado mucho desde la última vez que estuve por allí, y ello se debe, me parece, a estos caballeros que se han empeñado en mejorarlas, y que se hacen llamar www.albuferaparc.com. Muchas y sinceras gracias a su esfuerzo.

Este humedal que tenemos tan cerca, L'Albufera, es sin duda uno de los mejores de Europa, y no sería bueno que como consecuencia de la crisis económica, se restaran recursos para su mantenimiento y mejora. Esperemos que no suceda, para que los nietos de nuestros nietos puedan conocer el placer de navegar por sus aguas, en condiciones incluso mejores que las que presenta ahora.

En fin. L'Albufera.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 8-06-12.

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