miércoles, 7 de octubre de 2009

EL JARDÍN DE HELIÓPOLIS (IV)

(…..) “Después de varias horas de trabajo en la pantalla quedó impresa, con ayuda del Plotter, una primera representación gráfica del jardín, de uno veinte por uno veinte, a escala 1:500, todavía en blanco y negro.

El laberinto aparece junto a la puerta de acceso y ocupa casi la mitad de la parcela. Tiene cuatro falsas puertas que conducen, después de muchas vueltas, a recintos cerrados. En cada uno de esos recintos se ubican, sucesivamente, los vegetales alienígenas, los hombres planta, el árbol de palabras y el actor volador.

Hay una quinta puerta que permite el acceso al resto del jardín. Junto a su salida se encuentra la fuente de los esqueletos de lémur y allí se abre un camino de grava que serpentea por el resto del jardín, en cuyo centro, como un polo magnético, está la estructura ligera y aérea de la pajarera. Ese espacio está dividido en cuatro áreas. En la mas cercana al laberinto por el oeste hay un bosque arbóreo, donde conviven el arce, los naranjos y los tamarindos; las acacias, la encina, el almendro, el pino centenario, el olivo, el cedro, los álamos, los cocoteros y el drago milenario, que destaca por su porte, junto a los helechos gigantes.

En la orientada al este hay un herbario junto a una vid, con romero, espliego, manzanilla, tomillo, salvia y hierbabuena. En el mismo espacio, sobre un bancal elevado estan los jazmines, los crisantemos, las petunias; margaritas blancas y amarillas, rosales, gauchas, adelfas, jaras y ginestas. En un nivel mas alto el jacinto, al lado de las lilas y un avellano demasiado joven para habitar el bosque de los árboles adultos.

El tercer espacio acoge un jardín de cactus circular y tiene un pequeño estanque de agua salobre donde sobrevive un mínimo manglar.

La cuarta área, la mas cercana a la casa, se ha destinado a rincón zen y allí se instala la gran alberca circular, con un jardín flotante de nenúfares y todo el conjunto se encuentra rodeado de sauces que filtrarán la luz solar a través de sus frágiles hojas, como si fueran los vitrales de una catedral. Para la alberca se utilizará piedra vieja, con el fin de ofrecer acomodo al moho que se extenderá entre sus grietas.

Entre el rincón zen y la casa, habrá un enorme sillón de mimbre, con respaldo envolvente, orientado de modo que se pueda ver todo el jardín y controlar al acceso del laberinto.

Falta la prueba de color, pero antes hay que pensar en la distribución de la pajarera y en el modo de acomodar a sus ocupantes, respetando las jerarquías naturales para evitar trifulcas indeseables, aunque en eso ayudará bastante el autómata alado y sus propiedades sonoras.

En el ordenador, corté la pajarera en toda su altura, dejando dos recintos semicirculares que me permitieron acotar en el plano los lugares reservados a cada huésped.

Lo conveniente era destinar, dentro del espacio común, lugares relativamente independientes unos de otros, con comederos y bebederos propios, para respetar en lo posible las preferencias de cada huésped, ademas de situar, de modo estratégico, portones practicables que permitieran la interacción con el exterior de aquellos que vivían de la caza o la carroña.

Las arañas que vivirán colgadas de sus hilos de seda no serán problema. Podrán enganchar su sedal en cualquier sitio y cuando les apetezca salir solo tendrán que aprovechar las corrientes térmicas que las desplazarán fuera sin ninguna dificultad.
El espacio común de la pajarera ha quedado definido en tres segmentos diferentes, mas la cúpula.

En el primero, se alojarán los jilgueros y junto a ellos se instalarán micrófonos de ambiente, que acercaran el sonido de su canto a los amplificadores instalados bajo el sillón de mimbre.

Las gaviotas y cormoranes se posarán sobre el roquedal de piedra artificial dispuesto en el segundo segmento, con sus bebederos, y tendrán la posibilidad de salir a comer a los vertederos de Heliópolis, cada vez mas concurridos que, como es fácil comprobar, son los lugares que mas frecuentan ahora esas aves, antes pescadoras, ahora carroñeras. De allí vuelven, cuando las vemos volar desde tierra adentro, en dirección a sus dormideros.

El tercer segmento, destinado al águila y al buitre será muy somero, como un apeadero, pues estos pájaros vuelan a largas distancias, vuelos que iniciarán desde su portón, permaneciendo la mayor parte del tiempo fuera de la pajarera, por lo que ese cobijo será para ellos solo un lugar adonde residir, a tiempo parcial.

En la cúpula se moverá, con su vuelo metálico, el autómata alado, y las distintas frecuencias de su aparato fónico le permitirán conversar con cualquiera de los otros huéspedes, para que no se aburran y arbitrar, en caso de litigio, las diferencias de opinión.

Había pensado colocar en el magnolio, fuera de la pajarera, a las mariposas Monarca, pero para no interferir en la vida contemplativa del barón rampante, les he encontrado acomodo en el rincón zen. Así, según sus preferencias, dormirán sobre las ramas de los sauces o, si lo prefieren, en las noches calurosas, en las plataformas flotantes de los nenúfares.

Terminado el proyecto de la pajarera solo falta hacer los oportunos retoques, imprimir los monos, todavía en blanco y negro, y comenzar a trabajar, en borrador, el asunto del color.”

CONTINUARÁ

(Ufff, que curro es esto de organizar un jardín imaginario....)

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 7-10-09.

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