martes, 4 de enero de 2011

EL ECLIPSE

Hace semanas que no compro periódicos ni conecto la radio. Estoy ahorrando para mi contribución a una colecta abierta en el Maravillas para comprar una estufa potente, de esas que sueltan una tremenda llamarada en medio de la calle, para fumar en un clima exterior menos gélido que el que me llevó al lecho desde el que escribí la página Carta de China, que comienza a ser muy visitada.
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Anoche me quedé traspuesto en el sillón, mientras en el canal porno del cable se exhibía 'Cipotes Africanos'. No puedo entender como hay partidos de extrema derecha europeos que propagan, con un entusiasmo racista, la superioridad de la raza blanca, caucásica, indo europea, o como se diga, porque en medio de mis ensoñaciones me pareció entrever un cipote de algo mas de veinte centímetros cuyo propietario exhibía un cuerpo atlético imposible, aunque, eso si, llevaba la cabeza rapada. O sea, que, al menos en la capacidad reproductiva, me quedó claro que los europeos no damos la talla, al menos yo. Cuando me desperté, era mas de la una.

Total que, entre la falta de información y que he dormido hasta las nueve cincuenta, me he perdido el eclipse de sol, un acontecimiento astronómico de una rareza cíclica, que mi mujer, que ha vuelto de China de vacaciones, me ha informado, porque ella si escucha la radio, que se ha producido esta mañana, aunque ha finalizado para los que vivimos en este hemisferio, o lo que sea, antes de que yo lo pudiera ver. Yo me lo he creído, lo del eclipse, aunque no lo he visto.

A veces hay cosas que no vemos, y sin embargo creemos, o no, en su existencia. Creo en las mujeres. A veces nos aman, nos odian, nos abandonan, pero su hermosa carnalidad, su presencia, a veces mágica, otras protectora, es una de esas cosas de cuya existencia no hay motivo para dudar.

Luego están las estadísticas. Nunca he creído en ellas. Están los datos, en esos si creo, pero una vez han sido manipulados por los estadísticos se suelen convertir en otra cosa, al servicio de quien la encarga.

Vean si no lo volubles que son las cifras estadísticas. Hace apenas unos días, cuando nos anunciaron que se van a revisar las cuantías de las pensiones para este año, circuló el rumor, en forma de noticia en los periódicos, que ahora solo ojeo cuando no los he pagado, de que la inflación, esa cosa que no se lo que es, alcanzaba un punto y algo mas.

Hoy, mientras tomaba café en el Maravillas --sin fumar, naturalmente, no sea que alguien atienda la llamada de Leire Pajin y me denuncie a la guardia civil, como en los tiempos en que se buscaba a los rojos ocultos en los desvanes de las casas-- he ojeado por encima del hombro de un colega un titular que decía que la inflación, que no se lo que es, está ahora mismo cerca del tres por ciento, a causa del aumento de precios del tabaco y de los combustibles. O sea.

¿Como puede ser que la inflación, sea lo que fuere, haya pasado en unos días del uno y pico, a casi el tres? Susceptible como soy, no acabo de creerlo.

La inflación será lo que será, pero, definiciones rigurosas aparte, den ustedes por cierto --date por jodido decía un ejecutivo vasco que conocí-- que el dinero de su bolsillo solo puede comprar, a partir de ahora, en términos medios, bienes y servicios por el noventa y siete por ciento de lo que compraban antes. O sea, que somos un tres por ciento mas pobres, y eso de un día para otro, casi sin avisar.

O sea que, creas o no en las estadísticas, nos hayan ocultado algo, o no, somos mas pobres que hace unos días. Vale.

En lo que tampoco creo, para nada, es en las bondades de la política parlamentaria para salir de la crisis, como resultará evidente a cualquiera que haya seguido las últimas páginas del Blog. Cuando me ha llegado el turno del 'Levante', me he encontrado con la sorpresa de que Camps y Alarte han firmado un pacto para la defensa del Estatut de Heliópolis, Y PARA NEGOCIAR LA SALIDA DE LA CRISIS. HOSTIA.

Este par de enanos intelectuales --es un punto de vista-- no entiende que la salida de una crisis no es algo que dependa de sus habilidades negociadoras. Es otra cosa. Pero es que en Heliópolis, en particular, el agravamiento de nuestra crisis particular hunde sus raíces en la morosidad del aparato de gobierno autonómico. Si se hubieran limitado a cumplir las leyes, en particular la que regula los plazos de pago de las administraciones públicas a los contratistas, el desempleo aquí no allcanzaría cifras de escándalo, y la salida de la crisis, no sería tan complicada.

Así como creo firmemente en las mujeres, no creo para nada en los políticos. A veces se comportan como ectoplasmas que están fuera de la realidad, y como las cifras estadísticas de la inflación que nos son dadas a conocer según sean oportunas o no, la volubilidad de las acciones y declaraciones políticas,está marcada por consignas, instrucciones y recomendaciones que suelen llegar de lugares alejados del territorio natural donde esos partidos operan.

Lo dicho, creo en las mujeres. También que los cipotes africanos son mas grandes que los europeos, pero de los políticos, y en menor medida de los estadísticos, no me creo nada.

En el eclipse si creo. Aunque no lo he visto. Estaba sobando en la cama.

En fin. El Eclipse.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 4-01-11.

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