domingo, 23 de enero de 2011

ROMANTICISMO

"He bajado al bar de los locos con veinte pavos y al regreso solo me quedaban doce. Joder. Cuatro pavos para mi vicio del tabaco, que además me produce halitosis, si. Uno treinta para el café con leche, a pesar de que ya había desayunado. Mi vicio de la lectura de la prensa, otra mala costumbre que tengo, dos cincuenta.Que caro, El País', no?, aunque la foto en primera de un momento de la Revolución de los Jazmines, en Túnez, --que belleza-- la columna de Vicent y el suplemento de Negocios, ya valen la pena. Lo demás, los editoriales y eso, son bastante anodinos. Además, me han regalado una peli, que ya he visto. En lugar de esos objetos de promoción inútiles,porque no añaden al periódico un plastificado de jamón de bellota? No se.

Antes de bajar he preparado el chocolate para el desayuno. El truco está en que la leche no se caliente demasiado antes de añadir el chocolate, para darle tiempo a que cueza bien hasta la ebullición. He llevado una bandeja con las tazas, acompañadas de unos bizcochos, hasta la cama y, después de desayunar, le he dado unas friegas a mi mujer con Voltarén Emulgente en el cuello, los hombros y la espalda. Soy un romántico, si. Es que mi mujer está medio tullida por el frío que cogió ayer tarde, al regreso de casa de mi amigo el indiscreto, donde ganamos cuatro pavos al Continental. En fin. Entro ya en el tema de la entrada. El romanticismo."

"La hermosa foto de la primera, con los policías que antes les daban palos, sumados a los manifestantes que exigen el fin del régimen de Ben Alí, acompañados de los bomberos, que también son sujetos de cierta autoridad, le confieren un aroma libertario a la llamada por Jean Daniel, la Revolución de los Jazmines.

Es hermoso ver los brazos levantados de los protagonistas de la foto en un signo de victoria, las expresiones de los rostros que comunican una energía inaudita, la solidaridad triunfante en sus demandas de libertad, un grupo compacto, unido en el mismo anhelo de cambio, dispuesto a pelear por la erradicación de una dictadura de tres décadas.

Como suele suceder, la clave de esta foto, no sale en el encuadre. Cuenta Jean Daniel (Pag. 29) que el general tunecino Rachid Ammar desobedeció la orden del Presidente Ben Alí, ahora huído, de abrir fuego contra los manifestantes. Este héroe de la revolución, al parecer prefiere la discreción antes que convertirse en su figura pública. Esta actitud de la milicia, y el aroma a jazmines de este movimiento que tiene algo de libertario, evocan otras situaciones semejantes que los moralistas halitosos añosos como yo, tenemos bien presentes en la memoria.

La Revolución de los claveles, en Portugal, que desalojó al sucesor de Salazar, tuvo el mismo aroma a flores y a insumisíón de la milicia, y Otelo Saraiva de Carvalho desfiló por las calles de Lisboa con los cañones de sus armas coronados de flores, para que la población entendiera que no pensaba usarlas en su contra.

Hubo otros episodios de lucha por las libertades que fueron mas dramáticos. Los disidentes que se manifestaron en Tian an Men contra el totalitarismo chino, fueron masacrados, pero nos dejaron para la historia romántica del amor por la libertad la imagen de un joven en camisa, desarmado, enfrentándose a un blindado.

En Hungría, hubo un levantamiento contra el régimen comunista impuesto por Moscú, que fué sofocado sin piedad por los tanques soviéticos, los mismos que mas tarde, en el 68, acabaron con la primavera de Praga, otro intento de apertura que solo buscaba que entrara un poco de aire fresco en la dictadura ejercida por la nomenclatura en nombre del proletariado.

Todas estas revoluciones, con independencia de su fortuna, tienen algo en común. El sueño de la libertad. En ese sentido todas son románticas, pues del romántico se dice que es sentimental, generoso y soñador. Aunque los acontecimientos de Túnez evoquen otros parecidos, tienen algo peculiar que los hace únicos. Suceden en un país árabe. Además del general Ammar, Internet parece haber sido un soporte básico de este movimiento.

Estas dos características, la actitud de la milicia, y la potencia de Internet, hace que los sátrapas árabes estén ahora volcados en impedir que tal suceso se extienda a sus países y hace del mundo árabe el principal centro de atención de la comunidad internacional, que se mueve por intereses, no por romanticismo.

No sabemos como puede evolucionar el movimiento de protesta de Túnez, apenas tiene una decena de días de existencia, ni que consecuencias puede tener en la zona, pero si podemos echar un vistazo a las otras experiencias que hemos citado.

En Portugal, la Revolución de los Claveles se ha transmutado con el tiempo en un icono de su país, que es Barroso, que no es una cantante de fados, ni tiene pinta de general revolucionario.

Hungría, por fin incorporada a la vida democrática, preside la Unión Europea, por medio de su Presidente, pero el partido de este caballero ha impuesto una férrea censura a los medios de comunicación de su país, que no parece compatible con la libertad de expresión.

Los gobiernos chinos son ahora agentes comerciales que viajan por todo el mundo cerrando negocios, pero mantienen la pena de muerte y el control de Internet, sin que nadie les tosa.

Esta cruda realidad parece confirmar que, efectivamente, los movimientos revolucionarios están hechos de la sustancia de los sueños, pero también indica que sin esos actos de fe en la libertad y en el ser humano, no se producirían aperturas
en los régimenes mas cerrados y totalitarios.

Así, me declaro romántico, si, además de moralista halitoso."

"La columna de Vicent, en la última, siempre me da la sensación de que justifica los dos pavos y medio que pago por el periódico. Lo demás, a veces, es mediocre. Yo creo que Vicent es mas esteta que romántico. Su escritura destila un conocimiento profundo del mundo antiguo greco latino. Lo malo del mundo antiguo, del ágora griega y eso, es que allí quizás debatían libremente quinientos atenienses, mientras a los cien mil esclavos, o así, que vivían allí, no se les reconocía la condición de humanos, pero la preferencia por la cultura clásica nada tiene que ver con su sustrato de desigualdad, del mismo modo que a quien gusta de escuchar a Wagner, no le entran ganas, necesariamente, de invadir Polonia.

Esa columna de hoy, 'Iconos', me ha gratificado, como siempre, pero hay una parte de su contenido, por la que me he sentido aludido, es algo irracional, lo reconozco, pero no me resisto a comentarlo.

En el último tercio de la columna, Vicent dice, 'Luego están los moralistas sin sentido del humor y los políticos gafes (...) Con un dedo firme señalan el camino, con palabras podridas por la halitosis te dan lecciones.."

Veamos, no soy político, tal vez, sin pretenderlo, hago un discurso moralista, señalo con el dedo, como hacía Zola, las impudicias que denuncian otros sobre los poderosos, pero, sobre todo, a mi no me leen como a Zola le leían. Veinticinco mil visitas de ciento diez ciudades, en cifras acumuladas, cuando se reducen a quince
visitas diarias y una docena de ciudades, es lo mas parecido al anonimato, entonces, porque me doy por aludido en la columna de Vicent?.

Yo creía ser romántico, y ya está. Moralista, no. Ahora, tengo dudas. Tal vez soy romántico, moralista, halitoso y señalo con el dedo. No se."

"El suplemento de Negocios de 'El País' es un buen lugar para enterarse de lo que pasa fuera de aquí, y a veces, de rebote, de lo que pasa aquí. Hoy lleva unas cuantas cosas jugosas.

Algunos fondos de inversión, muy agresivos, se preparan para comprar a precios de saldo nuestras cajas de ahorros en trance de reestructuración. Estaría bueno que, después de haberlas arruinado nuestros políticos, ahora las dejaran a merced de los cuervos para que devoren sus restos.

Paul Krugman, el Nobel de Economía que es fijo en estas páginas. insiste en que las cifras del PIB, que mejoran, no significan nada si la tasa de paro no se reduce sustancialmente. Esa tasa es del 10% allí, y les parece insoportable, mientras que aquí tenemos el 20% y andamos tan pringados con las Cajas de Ahorros, que el paro ni lo nombramos.

Oscar Fanjul fija las dos prioridades de la economía española en un largo artículo.
Una es el problema financiero, el otro la competitividad. El paro ni lo nombra. Esta debe ser la diferencia entre un Nobel y alguien que no lo es. En lo del problema financiero, estoy de acuerdo, por eso le he dedicado varias páginas en el Blog. La competitividad, es un término que no se si me hace reir o llorar, porque desde que tengo uso de razón económica, hace mas de treinta años, lo oigo mencionar, pero nunca acaba de resolverse. Saben porqué? Porque es un eufemismo, que significa bajar los salarios, y como los salarios nunca serán suficientemente bajos, pues la cuestión siempre la sacan a relucir los mismos. Que te den."

En fin. Romanticismo.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 23-01-11.

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