Leo la prensa como si fuera un cómic expresionista. Cada uno puede leerla como le de la gana, incluso aunque no la pague. Los trazos gruesos y oscuros carecen de los tonos relativistas que emplean algunos, por ejemplo los nuevos rectores universitarios de Heliópolis, que se la cogen con papel de fumar en sus discursos formalistas y equidistantes. Los trazos expresionistas, exagerados, tienden a iluminar mejor la realidad, parece una paradoja, pero la clarifican y la liberan de los eufemismos y los relatos de ficción de la corrección política. Al menos, yo lo percibo así, por eso soy un forofo del expresionismo.
'Levante' va hoy repleto de esa clase de noticias a las que les sienta bien al trazo grueso, comenzando por las declaraciones de Cospedal y Rajoy sobre la eventual privatización de RTVV, el Plan del Gobierno Central --divulgado por el ministro de trabajo-- para aflorar cien mil empleos sumergidos, el Valencia Club de Fútbol como paradigma de la política de la Generalitat, o, saliendo de los estrechos límites de Heliópolis, el protagonismo de El Baradei en la situación revolucionaria que se vive en Egipto.
(...)
Esta vez, empezaré por el principio El otro día vi en el Museo del Cármen un retrato de Vlad III el Empalador, y el rostro de Cospedal en televisión, con esa menos de media sonrisa que pone cuando va a decir alguna cosa borde, me recordó, por su crueldad reprimida, el de aquel príncipe que inspiró a Bram Stoker el personaje de Drácula. Es que esta tía es muy borde, y se le nota en la cara, no puede disimularlo. Otra cosa es la expresión de facundia, como de buena persona que quiere lo mejor para nosotros, de Rajoy, cuando, intentando controlar la baba que produce en exceso, insiste en la misma idea.
Cada uno en su estilo, desde sus peculiares gestos, insisten en la misma idea, hay que privatizar RTVV, como si la actividad de ese Ente no estuviera ya privatizada desde que comenzó a externalizar su producción, aunque manteniendo su plantilla. En realidad, la viabilidad de una organización, sea pública o privada, no depende tanto de la forma jurídica de su propiedad, sino de la calidad de su gestión, medida con parámetros de eficacia y eficiencia. De la política audiovisual que practica, que tiene consecuencias en los niveles de audiencia, de su política de contratación, de su política financiera, esas cosas.
De pronto, todo el mundo parece haber caído en la cuenta de que los medios de explotacion (personal, equipos, etc) de RTVV superan a los de Tele 5 y Antena 3, juntos, pero nadie cayó en la cuenta, en su momento, de que externalizar la producción, con la dimensión de los medios propios con los que se contaba, era
una locura que llevaría al Ente a ser financieramente inviable.
De todas las chorradas que se han oído y leído estos días sobre la necesidad de privatizar nuestra tele pública, lo mas sensato es lo que, al parecer, escribió Emili Piera, y un colega suyo ha glosado hoy. Lo que necesitamos no es privatizar la tele pública, sino otra tele pública.
Esta manía recurrente de la privatización no es mas que el opuesto de otra manía, la nacionalización, que José Antonio Primo de Rivera intentó poner de moda referida a la Banca, con los resultados que todos conocemos, aunque Cayo Lara, el portavoz de Izquierda Unida la reivindica otra vez, con toda razón, y solo muy escasos mandatarios, como Chávez, la practican.
Cuando vi la imágen de Chávez, amenazando desde un móvil a un ejecutivo del BBVA venezolano con la nacionalización, pensé, influído por la prensa convencional, este Chávez es un payaso. 'El País' y otros diarios serios se esfuerzan en que percibamos que Chávez es un payaso, un tipo peligroso que cierra periódicos. Puede que tenga algo de eso, pero su recordatorio de que el sistema financiero debe ser controlado por quienes representan la soberanía de un país, y no al revés, como sucede en la mayor parte del mundo, le hace a uno pensar. Si el mundo funcionara así, no estaríamos ahora inmersos en la mayor crisis de los últimos ochenta años. En fin.
El Gobierno de Zapatero, haciendo gala del despiste que lo caracteriza, nos dice ahora que va a intentar aflorar cien mil empleos sumergidos. Debe ser de lo mas incómodo estar sumergido con el traje de neopreno, la botella de oxígeno, las aletas y las gafas, dándole al teclado del ordenador, a la paleta de hacer chapuzas, conducir un autobús pirata o fregar platos en la cocina de un restaurante, todo eso sin quitarse el traje de buzo.
Asumiendo que haya trabajadores así, que laboran sumergidos, la inciativa del gobierno puede tener sentido, pero uno se pregunta, ya que el gobierno se toma la molestia de buscar bajo la superficie, ¿porque no mira donde está el resto de la Economía sumergida, esos paraísos fiscales, esas sociedades patrimoniales, donde dicen que está un quinto del total de la economía?
La respuesta es, como diría Pérez Reverte, o los del gobierno son idiotas, o son malintencionados.
El Gobierno de Heliópolis, cada vez que ha metido el dedo en algún proyecto emblemático, ha sacado mierda, si. El paradigma de esta política fecal es la actual situación del Valencia C. de F., de su estadio y de sus finanzas, que han involucrado
a una Caja de Ahorros, Bancaja, que, como consecuencia de ese y otros dislates ha sido secuestrada por el gobernador del Banco de España y sus compinches de la banca privada.
Esta es la guinda de la nefasta política financiera de Camps y sus secuaces, que ha conseguido la extinción del sistema financiero autóctono, algo nunca conseguido antes, ni siquiera por los gobiernos de izquierdas, que los hubo, pero como nos han puesto el AVE, los empresarios de aquí solo tardarán noventa minutos en llegar al Paseo del Prado para pedir un crédito. Ya se ve que los avances tecnológicos tapan la incompetencia manifiesta de nuestros políticos de aquí.
Desde mi puesto de observación, aquí en Internet, con los periódicos en las manos, había visto estos días a El Baradei, una personalidad muy respetada en la comunidad internacional, en una actitud indecisa en relación con el proceso revolucionario que se vive en Egipto, con consecuencias para todos los países árabes de la zona.
Parecía que El Baradei estaba, pero no acababa de estar. Al fin se ha definido con claridad, ¿que ha pasado?, siguiendo mi estilo expresionista, concédanme que diga que lo que ha pasado es que le ha llamado Obama. No tengo información del asunto, es cierto, no tengo hilo directo con Washington, lo reconozco, pero no puedo entender que El Baradei haya decidido mostrar que se afianza como lider de la transición hacia el nuevo Egipto, sin el plácet de su mayor aliado, el mismo que ha apoyado a Mubarak durante décadas, hasta que los vientos del cambio lo convierten en una compañía poco recomendable.
Del mismo modo, la resistencia de Mubarak a dejar el poder parece tener que ver con otra llamada telefónica, la de Netanyahu, quien no quiere oir hablar de un cambio en el estatus de la zona, pues no hay que olvidar que Israel considera a Egipto su alíado, y su temor a una islamización de los gobiernos árabes ahora condescendientes
con los intereses de Israel debe ser, como mínimo, reverencial.
Así pues, lo que vemos a diario en la tele es el rostro aparente y popular de todas las revoluciones, pero, por debajo de esa materia romántica, los ordenadores de la CIA y el MOSSAD deben echar chispas trasmitiendo cables con la intención de influir en sus respectivos gabinetes presidenciales. Tal vez Wikileaks está a la escucha, y en su momento nos cuente la verdad de lo que está pasando. No sé.
En fin. Una página expresionista. Con gruesos trazos en negro.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 31-01-11.
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