viernes, 7 de enero de 2011

TAMBIEN LA LLUVIA

Ayer vi una magnífica película,'También la Lluvia', dirigida por Iciar Bollain, interpretada magistralmente por Karra Elejalde, Luís Tosar, Gael García Bernal, y un estupendo actor boliviano?, acompañados de otros excelentes actores que, aunque no lo parezca, trata sobre el imperio de la ley, muestra que una cosa son las leyes, y otra los principios de justicia y equidad, que unas veces coinciden y otras no, pero antes de contar lo que vi en la pantalla, haré una breve reflexión sobre el principio de legalidad.

He bajado al Maravillas, y para mi sorpresa, Tony, el jefe de todo eso, nos ha ofrecido a mi y al otro cliente que nos acompañaba, un cigarrillo rubio a cada uno, que nos hemos fumado tranquilamente en ese local cerrado que no tiene terraza. No me gusta el rubio, pero confieso que fumarme ese cigarrillo me ha proporcionado una satisfacción que hacía años que no disfrutaba, por el placer perverso y sofisticado de la transgresión impune.

Pregúntenle a Fabra, el Presidente de la Diputación de Castellón, por esa sensación. La prescripción de varios procedimientos judiciales que lo imputaban por delito fiscal, y la sensación de impunidad correspondiente, le ha producido tal euforia, que no ha resistido la tentación de revelarla en sus declaraciones públicas. Hay una diferencia sustancial entre ambas situaciones.

La hora temprana en la que hemos cometido el acto ilicito de fumar en un lugar prohibido, con la consiguiente ausencia de fumadores pasivos, que son los sujetos protegidos por la ley anti tabaco, ha creado una situación de transgresión perfecta, puesto que no ha causado ningún daño a nadie.

En cambio la transgresión de Fabra, beneficiada por la prescripción, ha causado un daño a todos los españoles que contribuyen con sus impuestos al sostenimiento de nuestro Estado anémico, por la debilidad de su economía, y anómico porque de la inmensa fronda de leyes en vigor, unas se cumplen mas que otras, y ese incumplimiento causa un daño considerable, en ocasiones, al conjunto de la población, y a algún sujeto en particular, en otras.

Cuando algún conductor pasa un semáforo en rojo, está infringiendo las leyes de tráfico. Una transgresión. Si atropella a un peatón, porque el creía que no pasaba nadie, pero su percepción ha sido errónea, su transgresión causa un daño, a veces irreparable. En todos los casos, se trata de una conducta transgesora, anómica, ilicita, pero los daños causados varían desde cero, hasta el homicidio, por eso los jueces que se encargan de juzgar esas conductas, consideran esa graduación de los daños en sus sentencias.

Pero, ¿Que pasa cuando determinadas leyes no cumplen los principios de justicia y equidad? Se supone que los jueces, como son legales, están obligados a aplicarlas, sin embargo la película que voy a comentar, muestra que es legítimo transgedirlas.
(...)
Me ha interesado ir a ver la película de Iciar, por su planteamiento, que muestra la naturaleza de los conflictos generados por la explotación, en dos planos paralelos, el histórico, a través de una película dentro de la película, que se rueda en Bolivia y muestra lo que fue la conquista a través de los primeros viajes de Colón a Santo Domingo, el genocidio denunciado en sus escritos por un supuesto fraile contemporáneo de Bartolomé de Las Casas, y los efectos en los nativos de la aplicación despiadada de los decretos reales, y el relato, casi documental, de la guerra del agua que sucedió en Bolivia en el año 2000, a causa de los abusos de la multinacional que gestionó, con las leyes del parlamento boliviano en la mano, el expolio a los nativos del agua que obtienen de la lluvia, obligándoles a pagar cantidades imposibles por su suministro monopolístico.

Un conflicto, el del agua, que acaba involucrando a los bolivianos que intervienen en el rodaje, como actores y figurantes, y al final a todo el equipo de la película, en especial a Costa el productor --Tosar-- quien acaba comprometido, pese a su escepticismo, con la causa indígena, como Elejalde, cuya actuación me pareció excelente, mientras que los miembros mas jóvenes del equipo, que parecían mas radicales, huyen cagados de miedo de un conficlto que perciben como ajeno.

Los decretos reales que exigían un tributo diario en oro a los nativos, y las levas de esclavos, eran legales para quienes los emitían, pero romper la cabeza de los explotadores a garrotazos, les parecía perfectamente legítimo a los nativos.

Al gobierno boliviano de entonces, le parecía perfectamente legal imponer un monopolio sobre el agua de la lluvia a los autóctonos, pero estos entendieron legítimo, con su alto coste para ellos en represión policial, el movimiento de protesta cívica que consiguieron poner en marcha, hasta echar de su país a la multinacional explotadora.

Esta película, además de sus valores actorales y estéticos, con un guión que es una pieza de relojería suíza, sin el que hubiera sido imposible dominar a la vez dos tiempos históricos, contando en realidad la misma historia, me ha parecido un util seminario de Derecho, para que las adormecidas poblaciones sumisas de la Europa actual recuerden la diferencia entre legalidad y legitimidad, entre las leyes y el principio de justicia y equidad, y vayan tomando posiciones mas combativas, ante el ataque legislativo que se avecina contra los derechos de las mayorías en la Europa decadente del´capitalismo funeral'.

Aunque solo sea por eso, recomiendo con entusiasmo que vayan a verla. La exhiben en los cines ABC del CC. Saler, en Heliópolis, tres pases a diferentes horas. Nosotros, mi mujer y yo, como ayer era el día de los Reyes Magos, nos regalamos dos entradas de estreno, 14 pavos, (sin palomitas) y no salimos defraudados.

Bien por Iciar Bollain. Le deseo suerte con su candidatura a los Oscar. La merece.

En fin. También la Lluvia.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 7-01-11.

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