viernes, 28 de enero de 2011

EL ÚLTIMO VERANO

He bajado al bar de los locos a tomar café y al dejar el importe de la consumición sobre el mostrador, antes de ir a fumar a la puta calle, porque yo soy de los que pagan antes de salir, sin que nadie me lo requiera, he notado algo raro en la moneda de un Euro que brillaba de un modo especial por el lado del reverso.

He advertido a la camarera, por si fuera una moneda falsa, pero ella me ha hecho observar que la moneda llevaba fijada una pegatina. He pagado con otra moneda y me he quedado la de la pegatina. Ahora que la luz de un sol brillante, veraniego, entra por la ventana del gabinete donde escribo, puedo ver con claridad el mensaje de la pegatina.

Tiene una inscripción, que sigue la línea curva de la parte superior de la moneda con el siguiente lema, 'Tus copas en'. A continuación, un rectángulo enmarcado que contiene el nombre del local, 'Radio Tránsito' con carácteres muy singulares que recuerdo haber visto en alguna parte, y al pié la indicación, Valencia, Zona Ruzafa. (...)

No me importa hacer publicidad gratuíta en el Blog a este local, porque este procedimiento publicitario me ha parecido tan genial, tan propio de la creatividad de gente joven y emprendedora, tan brillante material y metafóricamente, que ha estimulado mi gusto por el brillo del sol del verano, ahora dramáticamente ausente, como el erotismo visual que lo caracteriza, porque lo que tenemos desde hace tiempo es un clima londinense que parece no querer abandonarnos, aunque el sol, ahora mismo, nos da un tregua en Heliópolis.

Dicen que en los países escandinavos sus gentes sufren depresiones nerviosas por falta de sol, y algo debe tener de cierto ese tópico porque, aunque yo no me he sentido deprimido en ningún momento desde que los días comenzaron a ser mas cortos,
el sol que ha salido por sorpresa esta tarde me ha inducido a evocar las delicias de la estación veraniega.

Es justo ahora, cuando lo mas negativo del calor no nos agobia, cuando las altas temperaturas, la piel húmeda y sudorosa, la sensación pringosa de la ropa pegada al cuerpo están ausentes, cuando la evocación de la luz del verano me estimula.

El verano es la estación mas vital del año, por su erotismo omnipresente, que glosé en alguna vieja página del blog, aquel vestido amarillo pálido de una vecina, o la presencia en la playa de las muchachas verdes, amarillas, azules, en sus breves ropajes, que las visten/desnudan. La época mas estimulante para consumir ciertas bebidas, el mojito, el gin tónic, que en invierno nos apetecen menos. Es la estación en la que los interiores de las casas están mas deshabitados, porque nuestro espíritu libre se derrama en las calles, en las playas, en las terrazas de los bares, en los conciertos al aire libre, y el ocio, la vida, estallan con una energía liberadora.

Ahora es verano en alguna parte, pero nadie tiene modo de saber si el verano mas reciente que vivió, o el próximo que está por venir, será su último verano. Es así la cosa, no lo sabemos. Por muchas estadísticas de siniestralidad, de longevidad, que circulen por ahí, ninguna de ellas tiene la capacidad de predecir lo que le va a ocurrir a un individuo concreto, si verá o no el próximo verano. Mucho menos la Astrología,ahora que han montado ese cirio con los cambios en los signos zodiacales, que yo era Escorpio, y ahora no se quien soy.

No podemos predecir esos sucesos, pero si saber de ellos, cuando ya han sucedido, siempre que no nos sucedan a nosotros. Estoy pensando en las personas, en su mayoría jóvenes, que ya no verán el proximo verano, porque se han inmolado, o han tenido la mala suerte de tropezar con un proyectil mortal en las revoluciones populares de Túnez o Egipto.

En España, vemos a los jóvenes, muy preparados, en edad de integrarse en la sociedad mediante el trabajo, y que están excluídos en un cuarenta por ciento de esa legítima aspiración, como víctimas, sentimos una desazón por su incierto futuro. Los jóvenes son, en mi opinión, lo mejor de la sociedad, lo mas creativo, lo mas vivo, lo mas generoso. Llenan el verano, cuando toca, con su presencia vitalista, como ahora llenan las plazas de los países árabes, con una demanda impaciente y lúcida de mayor libertad y mayor justicia.

Para algunos de esos jóvenes, los inmolados, los que han sido víctimas de una represión inútil, que solo intenta retrasar lo inevitable, aquel verano que tal vez han pasado a orillas del Nilo, o en algún pueblo del interior de Túnez, ha sido su último verano. No tenían forma de saber que iba a ser el último. Nosotros también vivimos con esa incertidumbre. Un día al cruzar un paso cebra alguien se nos lleva por delante, o una enfermedad sobrevenida nos liquida con inusitada rapidez, que son finales menos heroicos, pero igual de definitivos.

Por eso, es importante que disfrutemos del verano, sobre todo ahora, cuando el clima londinense que nos envuelve, solo deja un resquicio temporal al sol. Mientras dura, hay que disfrutarlo.

En fin. El Último Verano.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 28-01-11.

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